domingo, 25 de noviembre de 2007

Sandra Fernández (compiladora) Más allá del territorio



Más allá del Territorio - Compilado por Sandra R. Fernández


ÍNDICE
Introducción
Sandra R. Fernández
Más cerca, más denso: la historia local y sus metáforas
Justo Serna / Anaclet Pons
Los estudios de historia Regional y Local: de la base territorial a la perspectiva teórico-metodológica.
Sandra R. Fernández (CONICET/UNR)
Nuevas investigaciones, otra historia: la Patagonia en perspectiva regional
Susana Bandieri (CONICET/UNCo)
El significado de la Historia Local en la región de la frontera sur. El caso de Tandil
Andrea Reguera (CONICET/UNCPBA)
Procesos espaciales y ciudad en la historia colonial rioplatense.
Darío G. Barriera (CONICET/UNR)
Historia Cultural de las Ciudades e Historia de los Imaginarios Urbanos. Argentina y América Latina
Diego P. Roldán (CONICET/UNR)
Lucha de clases: contexto local y experiencia de los actores. Notas en torno a un ejercicio de investigación desde la perspectiva regional.
Débora Cerio (UNR)
Dictadura, sociedad y pasado reciente en un contexto regional: el Gran Rosario entre 1976 y 1983
Gabriela Aguila (UNR)
La historia local como contenido de enseñanza
Elvira Scalona (UNR)

**Fragmentos de la Introducción
---------------------------------Sandra Fernández
El dinamismo y la vitalidad de los estudios regionales y locales dentro de la historiografía argentina no han dejado de sorprender a lo largo de los últimos años. Múltiples temas, abordajes originales y desarrollos diferenciados, aplicados en análisis sobre diversos procesos y épocas históricas, son algunos de los rasgos más significativos desplegados por este perfil historiográfico.La perspectiva de lo local y regional ha tenido como continente más antiguo y extenso a la historia social; a este horizonte se le suma una vocación interdisciplinaria que no siempre han manifestado otras orientaciones dentro de la Historia. Desde esta búsqueda inicial hasta la vitalidad señalada anteriormente, ha habido distintos recorridos, diversas vías de acercamiento que, encontrándose a veces y distanciándose otras, han mostrado una profunda capilaridad e interacción.[...] Evidentemente, hubo diferencias entre singulares y enriquecedores aportes y estudios, con un marcado espíritu de interpretación de un todo a partir del análisis pormenorizado de lo singular, y acríticas contribuciones que trasladaban su esfera de estudios al referente nacional, bajo la simple fórmula retórica de hablar de la problemática argentina.Por lo tanto, y quizás más tardíamente que otras historiografías –recordemos el debate alrededor de los estudios regionales y locales realizado en Brasil durante los años 1980s.–, la sistematización de estos trabajos en nuestro país no sólo ha permitido ampliar el conocimiento sobre un vasto campo sino, en especial, ha abierto la puerta de nuevas perspectivas metodológicas de trabajo.Producto de ese camino es este libro. Consciente de las preocupaciones crecientes alrededor de la problemática de lo regional y local, siempre interesada por los derroteros y alcances de las investigaciones históricas orientadas por esa expresión historiográfica, he intentado, creo que con mucho éxito, reunir una serie de trabajos que son una muestra acabada del espíritu y de los horizontes de los estudios regionales y locales dentro del campo de la Historia.Los textos reunidos en esta compilación han sido realizados por historiadoras e historiadores argentinos, con la sola excepción del trabajo de Anaclet Pons y Justo Serna. A partir de investigaciones de base han repensado las cuestiones referidas a lo local y a lo regional, trasladando a sus escritos su caudal de experiencia y su voluntad de aplicar una mirada crítica e informativa sobre los tópicos que nos convocan en esta empresa.La inclusión del trabajo de los colegas valencianos es el puntapié inicial de la intención reflexiva en relación con la problemática de la historia local y regional. El aporte es muy valioso porque Serna y Pons exponen diferentes entradas para teorizar sobre la categoría lugar y sobre los distintos sentidos y acepciones dados desde la práctica historiográfica a la calificación de historia local. El recorrido que traman revisa, o mejor aún revisita, las producciones desde las ciencias sociales –en especial las europeas y estadounidenses– contemplando la discusión y convenciones derivados del fenómeno de “lo espacial”; en segundo lugar, articula una certera exposición alrededor del carácter constructivo del tópico de “lo local” en relación no sólo con la delimitación de un objeto de estudio, sino con el artefacto historiográfico que persigue aunar localidad y universalidad.Pero, por otro lado, el capítulo de Serna y Pons me permite introducir mi escrito en torno de las inflexiones que la historia regional y local han ofrecido como fórmula historiográfica dentro de nuestro medio. En este sentido, el trabajo intenta recorrer los hitos que ha presentado la evolución de los estudios regionales y locales, desde la más antigua variable territorialista hasta las más novedosas puestas que relacionan problema y objeto de estudio, resaltando fundamentalmente las formas de acercamiento teórico-metodológicas. Dentro de este desarrollo, el capítulo penetra, además, en las diferentes facetas que puede ofrecer la demarcación de lo regional y lo local, ya sea desde las posturas más ingenuas hasta las delimitaciones de lo sensible e identitario percibidas por los individuos y por los colectivos sociales.Al comienzo de esta introducción planteaba que no ha sido pareja la forma de acercamiento a los estudios regionales y locales en nuestra historiografía. De hecho, hay unidades académicas que pueden ser claramente referenciadas como particularmente comprometidas con esta problemática: un ejemplo de ello es el de la Universidad Nacional del Comahue, donde esto ha sido posible gracias a la organización de distintos grupos de estudios, centros y programas de investigación orientados por lo regional y local. No obstante, no fue tal estructuración la que permitió, por sí misma, la evolución de este enfoque historiográfico, sino que desde ella se inició una producción de conocimiento que en estos últimos veinte años cristalizó en numerosas obras y artículos. De entre los numerosos colegas dedicados a esta tarea en ese ámbito, el nombre de Susana Bandieri aparece como uno de los más representativos, no sólo por sus textos consagrados a la historia de la Patagonia sino, en especial, por un buen número de artículos y participaciones académicas en los que plantea el debate alrededor de los alcances del concepto de región y la discusión metodológica en torno de la problemática de lo local y lo regional. Justamente, el compromiso de la autora con los estudios regionales y locales y su extensa obra sobre la norpatagonia le han permitido formalizar su colaboración en esta compilación aunando ambas facetas. Por un lado, Bandieri introduce su texto con una puesta en común relativa a los lazos existentes entre la historiografía regional argentina, como una práctica consolidada, y los diferentes modelos interpretativos que, surgidos en distintos contextos del campo de las ciencias sociales, impactaron sobre la realidad académica de nuestro país. Ese es el preámbulo adecuado para pasar de lleno al objeto central de su análisis, que es el planteo de la realidad actual de los estudios de historia regional y local, y la retrospectiva de su evolución. En este capítulo, Bandieri indica que las investigaciones sobre la Patagonia en clave regional han servido para posicionar de otra manera a un ámbito territorial que usualmente se presumía ocupado social y económicamente desde un eje atlántico, mostrando un Estado nacional extremadamente exitoso en su penetración sobre los espacios hasta entonces dominados por los indígenas. Por otro lado, esta autora se detiene en una reflexión medular para el tema que nos convoca: la delimitación de lo históricamente regional en relación con una preocupación persistente en torno de los cambios en la larga duración, atendiendo especialmente al conocimiento de procesos sociales que se comprenden y estructuran en un espacio y un tiempo determinados. Esa clave reflexiva me permite presentar el trabajo de Andrea Reguera, que se encuentra integrado en una línea de producción de conocimiento ligada a los estudios rurales focalizados en las dinámicas de los procesos regionales, que se realizaron desde la esfera de acción de otra activa unidad académica: la Universidad del Centro de la Provincia de Buenos Aires. En tal sentido, el texto de Reguera es una vuelta de tuerca alrededor de la importancia de la historia local en una escala regional para comprender las formas que adquieren las articulaciones de los individuos entre sí y que hacen funcionar a la comunidad, en tanto formas de expresión de lo social en contextos determinados espacialmente. De alguna manera, el texto de Reguera retoma una preocupación que sobrevuela los trabajos que lo anteceden: la pretensión de pensar lo local en movimiento, en la composición de los variados cuadros cual fotogramas de lo social. Por ello, la virtud central de este texto es la potencialidad expresiva de su abordaje en relación con la emergencia de una unidad de análisis que sólo es plausible desde la articulación entre comunidad y espacio local, pero también desde un marco de referencia que las contiene.Dentro de las inquietudes develadas por la historia regional y local, aparece cada vez más fuerte el interés por la problemática de la historia urbana, la historia de la ciudad, los procesos urbanos y un buen número de proyecciones cercanas a estos temas. Sustancialmente, este aspecto se encuentra integrado en esta compilación por las participaciones de Darío Barriera y Diego Roldán respectivamente. Para ambos autores la problemática de la ciudad es un horizonte de estudio historiográfico, pero cada uno de ellos se permite una estrategia diferente para abordarlo. Barriera parte de lo singular y lo intenso; Roldán, de lo general y lo polémico.Efectivamente, Barriera compone su colaboración como un delicado y sutil análisis en torno del texto de Rodolfo González Lebrero (La pequeña aldea...), obra que, por otro lado, casi es tomada como excusa para componer un diseño alrededor del estudio de los fenómenos espaciales, como procesos sociales temporalmente ubicados. Por lo tanto, el juego de lectura del capítulo de Barriera se establece desde una doble entrada: el examen del libro de González Lebrero y su voluntad de disponer una hoja de ruta conceptual acerca de la “espacialidad” de las expresiones regionales y locales dentro de los procesos históricos. La estrategia rinde sus frutos no sólo a partir de la dinámica textual sino, sobre todo, porque consiente al lector al reagrupar el recorrido teórico-metodológico y la puesta en escena del caso ejemplar.Diego Roldán elige una estrategia más clásica pero no menos efectiva. La claridad exhibida desde el mismo título de su contribución no deja dudas acerca de cuál es su objetivo. Ciertamente, su texto se arma desde una secuencia historiográfica en torno de la historia cultural de las ciudades y la historia de los imaginarios urbanos. Debates, acercamientos y discusiones son puestas al día por Roldán, lo cual le permite reflexionar acerca de los cambios de sentido entre ciudad y urbano, cultura e imaginario propuestos por las ciencias sociales durante cuarenta años. Sistemático y preciso en su puesta al día historiográfica, Roldán privilegia un acercamiento sobre el modo de pensar las expresiones sociales de lo local, sacando a relucir con espíritu crítico y polémico temas y problemas, encrucijadas y distanciamientos, pero fundamentalmente líneas de análisis y propuestas. Uno de los ámbitos de mayor actividad dentro de la investigación histórica de los últimos años ha sido el de los estudios sobre historia reciente. Dentro del espacio académico, temas como la conflictividad obrera, la lucha armada y la última dictadura han ido ampliando el abanico de problemas e hipótesis, con resultados que han comenzado a ser trascendentes y que poseen un alto impacto social. Por ello, en esta compilación me ha parecido muy importante incorporar dos textos –los de Gabriela Aguila y Débora Cerio– que combinan problemáticas afines ligadas a la situación antes señalada. Los dos acercamientos guardan muchas semejanzas, ya que parten de un sustrato inicial: la dinámica desarrollada por los actores sociales dentro de contextos locales desde la década de 1960 en adelante. Las precisiones y límites que ambos trabajos presentan reconocen la pertinencia del enfoque teórico-metodológico construido desde la historia regional y local para abordar problemas ligados a la identidad obrera en procesos de lucha, a las redes de control y persecución durante la dictadura, la cuestión central de la experiencia como concepto social, etc.Sin embargo, sendos aportes presentan distintos niveles de intensidad. Débora Cerio introduce su trabajo como una aproximación sobre el problema de la conflictividad social argentina a fines de los años 1960s., subrayando el problema de la construcción de las identidades sociales. Para ello, bucea en la agenda de la producción general sobre el tema, haciendo hincapié en la distorsión que tal generalización encierra para “explicar” lo social en movimiento. Cerio compone su escrito, entonces, desde un textura discursiva que vincula el recorrido historiográfico con las precisiones conceptuales, y desde allí destaca las cualidades de una mirada que, provista desde la historia regional y local, permite vincular a los sujetos y su contexto, así como observar la profunda interacción entre ellos.El texto de Gabriela Aguila, realizado a partir de su experiencia de investigación sobre la última dictadura argentina, presenta dos planos de organización: uno descriptivo y otro reflexivo. La autora ha explorado como pocos el negro periodo de 1976 a 1983 en un espacio social como el liderado por la ciudad de Rosario, motivo por el cual su análisis tiene un nivel de penetración desbordante en su faceta descriptiva, cargado de novedosos datos e interrelaciones. El orden impuesto a su tarea por las cuestiones ligadas a la identidad, la memoria social o colectiva y los espacios de sociabilidad en un contexto urbano, en una coyuntura como la indicada, le permitieron reflexionar sobre la importancia de una referencia teórico-metodológica derivada de la historia regional y local para evaluar su práctica historiográfica y los resultados obtenidos a partir de ella. Aguila expone con claridad cómo la represión y las tramas de lo social se expresaron diferencialmente en ámbitos regionales nítidamente definidos, más allá de su pertenencia a procesos que tenían alcance y relevancia nacional. De allí que su texto sea paradigmático en términos tanto de la historia reciente como de la historia regional y local, así como un referente singular para comprender la dinámica social durante los crudos años de la dictadura.Sobre el final, el trabajo de Elvira Scalona salda una gran deuda: la del vínculo entre la historia regional y local y la educación. La importancia de su impacto dentro de los currículos escolares es casi un dato dado, pero son muy escasos los investigadores que desde su propio campo han enfocado sus estudios sobre la problemática de la historia regional y local como historia enseñada. De hecho, existen algunos abordajes proporcionados por cientistas de la educación que abundan sobre las potencialidades educativas de los espacios locales, fundamentalmente en el marco de la globalización imperante, pero su preocupación no sobrepasa los objetivos disciplinares. En función de esto último, el texto de Scalona tiene dos virtudes centrales. Primero, es un escrito que enlaza muy acertadamente el plano teórico-metodológico de la Historia con el plano de las formas que adquiere la enseñanza de esa disciplina, alrededor de la historia local y regional. Segundo, el capítulo es organizado por la autora en torno del debate sobre la inclusión de lo local en los programas de estudio en el ámbito de la educación formal, así como en la construcción de una genealogía de tal inclusión. Por otro lado, recupera un tema preciado de los estudios contemporáneos como es el de la identidad; Scalona pone en diálogo la cuestión de la formación de la identidad y la ciudadanía en el contexto de la globalización actual con los usos de la historia regional y local dentro de los currículos escolares propuestos por los ministerios.

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