Tiene el agrado de comunicar la aparición de…
Chiapas, planeta tierra
de Carlos Antonio Aguirre Rojas
ÍNDICE
A modo de Introducción .................................................................................. 9
CAPÍTULO I
Chiapas y la revolución mexicana de 1910-1921.
Una perspectiva histórica ................................................................................ 23
CAPÍTULO II
Chiapas, América Latina y el sistema-mundo capitalista................................ 35
CAPÍTULO III
El debate Marcos-Baltasar Garzón: una recontextualización ......................... 61
CAPÍTULO IV
Encrucijadas actuales del neozapatismo mexicano.
A diez años del 1 de enero de 1994 ................................................................ 69
CAPÍTULO V
La “sexta declaración” neozapatista.
Una lectura en perspectiva global ................................................................... 81
CAPÍTULO VI
Ir a contracorriente: el sentido de La Otra Campaña ..................................... 91
CAPÍTULO VII
La “otra política” de La Otra Campaña: la muerte de la política
y el renacimiento del poder social................................................................... 111
CAPÍTULO VIII
La crisis postelectoral mexicana y La Otra Campaña.................................... 125
CAPÍTULO IX
La identidad colectiva de La Otra Campaña y las seis preguntas ................. 133
CAPÍTULO X
Generando el contrapoder, desde abajo y a la izquierda.
O de cómo cambiar el mundo, revolucionando desde abajo el poder ............ 145
APÉNDICE I
Intervención en la cuarta reunión de los encuentros en torno a la sexta
declaración de la selva lacandona, 29 de agosto de 2005,
paraje Juan Diego, San Miguel, Chiapas ........................................................ 159
APÉNDICE II
Intervención en la “Reunión nacional de intelectuales”,
Guadalajara, 21 de marzo de 2006 ................................................................. 165
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miércoles, 5 de diciembre de 2007
Chiapas, Planeta Tierra
FRAGMENTOS DEL CAPÍTULO 7
La muerte de la política y el renacimiento del poder social
Una de las propuestas centrales de la importante iniciativa neozapatista de La Otra Campaña, que con cada día que pasa cobra más y más fuerza a todo lo largo y ancho del territorio nacional, ha sido la de promover, frente a la verdadera debacle y bancarrota de toda la clase política mexicana actual, una diversa concepción de lo que debe ser la política, y con ello la clara reivindicación del ejercicio de lo que esos mismos neozapatistas han llamado “la otra política”. Otra política que se afirma, al mismo tiempo, como una negación radical de la vieja y desgastada política tradicional –con su concepción básicamente elitista, que reproduce el mito de que la política es una actividad muy compleja y sofisticada, y por lo tanto reservada para unos pocos y excepcionales mortales–, y también y en un segundo momento, como la invitación a cambiar radicalmente de lógica y de horizontes, explorando la construcción de esa otra política “desde abajo y desde la izquierda”, es decir desde una lógica anticapitalista y desde un horizonte que va a contracorriente del pensamiento y de las prácticas hoy dominantes.
Esfuerzo de construir o reconstruir otra forma de hacer política que, en el fondo, implica una ruptura múltiple y en varios niveles, abarcando simultáneamente, tanto un claro deslinde frente a las formas del ejercicio de la política tradicional de los últimos treinta años, como también frente a las formas de la política burguesa moderna vigentes durante los últimos dos siglos –desde la Revolución francesa hasta hoy–, e incluso y en un tercer nivel también de la política que ha existido en los últimos quinientos años, propios de la entera historia de la modernidad capitalista, pero igualmente y en un cuarto estrato, correspondiente al registro de la muy larga duración histórica, esta otra política propuesta por la Otra Campaña, implica del mismo modo un verdadero rompimiento con las formas originarias mismas de esa política en tanto actividad humana en general, actividad que fue gestada y establecida dentro de las sociedades, hace aproximadamente dos milenios y medio.
Otra política que, en la particular concepción que defienden los dignos indígenas neozapatistas, se presenta entonces como una verdadera revolución de larga duración de los modos, las estructuras, las funciones y los mecanismos principales que configuraron a dicha actividad de la política, desde los lejanos tiempos de la Grecia antigua y hasta hoy. Revolución de larga duración, del sentido mismo y del contenido todo, de eso que hoy conocemos como la política, que se materializa claramente en la muy diferente manera de concebir y de ejercer las funciones que, durante veinticinco siglos, han sido cumplidas por esa política tradicional, manera diversa que dentro de la práctica cotidiana de este movimiento neozapatista, supera y rebasa en los hechos y completamente a dicho modelo tradicional de lo político humano desplegado durante tanto tiempo.
Porque si reflexionamos con seriedad acerca de las múltiples implicaciones que conllevan los principios de esa “otra política”, defendida ahora por esta Otra Campaña, y que se condensan de manera metafórica y apretada en las propuestas de que el que manda tiene que “mandar obedeciendo”, o de que estamos tratando de construir “un mundo en el que quepan muchos mundos”, o de que para definir las estrategias de acción, nos guiamos sobre la idea de que “preguntando caminamos”, o de que la mirada que debemos asumir es la mirada que mira “desde abajo y hacia abajo” y también “hacia atrás” y “para iluminar lo que falta, lo incompleto”, si analizamos todas las derivaciones de estos principios, nos daremos cuenta de que los mismos solo son posibles dentro de un espacio que no puede ya ser abarcado por lo que fue esa actividad de la política durante el largo y milenario periplo de su ya longeva existencia, y de que su existencia implica, por lo tanto y necesariamente, algo que es radicalmente distinto, y en consecuencia, algo que no es ya y no puede ser ya, esa vieja política, sino una nueva y completamente diferente “otra política”.
Otra política que tal vez no debería llamarse ya con este mismo término de “política”, en la medida en que se construye en un espacio totalmente “otro” del de esa vieja política tradicional, y que para ser bien comprendida, nos lleva a preguntarnos doblemente, tanto respecto del sentido que tiene la actual crisis global de dicha actividad de la política tradicional, y que se despliega lo mismo en México que en América Latina y en el planeta entero, como también acerca de las nuevas e inéditas realidades y formas que se encierran en la propuesta de esa “otra política”, y que en alguna medida, prefiguran ya los elementos y las estructuras con las que habrá de sustituirse a esa cada vez más deslegitimada y decadente política tradicional.
Crisis global de la actividad humana de la política, que es su crisis terminal y definitiva, es decir el proceso de la verdadera y radical muerte de la política en tanto actividad humana en general. Y junto al mismo, el proceso de reemergencia de ciertas dimensiones y funciones de lo social humano mismo, que avanza en el sentido de reabsorber a esa política hoy en crisis dentro del universo mismo de lo social, disolviéndola cada vez más, y sustituyéndola progresivamente por un nuevo protagonismo y acción directa de los actores, movimientos, fuerzas e intereses igualmente sociales y económicos, que durante tantos siglos se “expresaron” y manifestaron bajo esa forma transfigurada y refuncionalizada de lo que conocimos bajo dicho nombre de lo político y la política humanos. Reabsorción y disolución de la política en lo social, y recuperación de sus principales funciones por los nuevos grupos, sectores y clases sociales, que estando presente en todos los nuevos movimientos sociales antisistémicos de América Latina, encuentra también una de sus manifestaciones más ejemplares en esta digna iniciativa de luchar por construir otra forma de hacer política hoy enarbolada claramente por esta Otra Campaña.
Esfuerzo de construir o reconstruir otra forma de hacer política que, en el fondo, implica una ruptura múltiple y en varios niveles, abarcando simultáneamente, tanto un claro deslinde frente a las formas del ejercicio de la política tradicional de los últimos treinta años, como también frente a las formas de la política burguesa moderna vigentes durante los últimos dos siglos –desde la Revolución francesa hasta hoy–, e incluso y en un tercer nivel también de la política que ha existido en los últimos quinientos años, propios de la entera historia de la modernidad capitalista, pero igualmente y en un cuarto estrato, correspondiente al registro de la muy larga duración histórica, esta otra política propuesta por la Otra Campaña, implica del mismo modo un verdadero rompimiento con las formas originarias mismas de esa política en tanto actividad humana en general, actividad que fue gestada y establecida dentro de las sociedades, hace aproximadamente dos milenios y medio.
Otra política que, en la particular concepción que defienden los dignos indígenas neozapatistas, se presenta entonces como una verdadera revolución de larga duración de los modos, las estructuras, las funciones y los mecanismos principales que configuraron a dicha actividad de la política, desde los lejanos tiempos de la Grecia antigua y hasta hoy. Revolución de larga duración, del sentido mismo y del contenido todo, de eso que hoy conocemos como la política, que se materializa claramente en la muy diferente manera de concebir y de ejercer las funciones que, durante veinticinco siglos, han sido cumplidas por esa política tradicional, manera diversa que dentro de la práctica cotidiana de este movimiento neozapatista, supera y rebasa en los hechos y completamente a dicho modelo tradicional de lo político humano desplegado durante tanto tiempo.
Porque si reflexionamos con seriedad acerca de las múltiples implicaciones que conllevan los principios de esa “otra política”, defendida ahora por esta Otra Campaña, y que se condensan de manera metafórica y apretada en las propuestas de que el que manda tiene que “mandar obedeciendo”, o de que estamos tratando de construir “un mundo en el que quepan muchos mundos”, o de que para definir las estrategias de acción, nos guiamos sobre la idea de que “preguntando caminamos”, o de que la mirada que debemos asumir es la mirada que mira “desde abajo y hacia abajo” y también “hacia atrás” y “para iluminar lo que falta, lo incompleto”, si analizamos todas las derivaciones de estos principios, nos daremos cuenta de que los mismos solo son posibles dentro de un espacio que no puede ya ser abarcado por lo que fue esa actividad de la política durante el largo y milenario periplo de su ya longeva existencia, y de que su existencia implica, por lo tanto y necesariamente, algo que es radicalmente distinto, y en consecuencia, algo que no es ya y no puede ser ya, esa vieja política, sino una nueva y completamente diferente “otra política”.
Otra política que tal vez no debería llamarse ya con este mismo término de “política”, en la medida en que se construye en un espacio totalmente “otro” del de esa vieja política tradicional, y que para ser bien comprendida, nos lleva a preguntarnos doblemente, tanto respecto del sentido que tiene la actual crisis global de dicha actividad de la política tradicional, y que se despliega lo mismo en México que en América Latina y en el planeta entero, como también acerca de las nuevas e inéditas realidades y formas que se encierran en la propuesta de esa “otra política”, y que en alguna medida, prefiguran ya los elementos y las estructuras con las que habrá de sustituirse a esa cada vez más deslegitimada y decadente política tradicional.
Crisis global de la actividad humana de la política, que es su crisis terminal y definitiva, es decir el proceso de la verdadera y radical muerte de la política en tanto actividad humana en general. Y junto al mismo, el proceso de reemergencia de ciertas dimensiones y funciones de lo social humano mismo, que avanza en el sentido de reabsorber a esa política hoy en crisis dentro del universo mismo de lo social, disolviéndola cada vez más, y sustituyéndola progresivamente por un nuevo protagonismo y acción directa de los actores, movimientos, fuerzas e intereses igualmente sociales y económicos, que durante tantos siglos se “expresaron” y manifestaron bajo esa forma transfigurada y refuncionalizada de lo que conocimos bajo dicho nombre de lo político y la política humanos. Reabsorción y disolución de la política en lo social, y recuperación de sus principales funciones por los nuevos grupos, sectores y clases sociales, que estando presente en todos los nuevos movimientos sociales antisistémicos de América Latina, encuentra también una de sus manifestaciones más ejemplares en esta digna iniciativa de luchar por construir otra forma de hacer política hoy enarbolada claramente por esta Otra Campaña.
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